Entre las intervenciones que se realizan desde fisioterapia se encuentra el ejercicio terapéutico, que se llama así porque está dirigido a personas con algún problema de salud. El fisioterapeuta, como profesional sanitario y experto en el movimiento corporal, cuenta con los conocimientos necesarios para prescribir ejercicio en cada caso en particular.

Son bien conocidos los beneficios del ejercicio físico para mantener y mejorar la salud. Esto no cambia en una persona con patología neurológica, pues todos necesitamos movernos, lo único que debemos hacer es saber adaptar el ejercicio a las capacidades de la persona y realizar una progresión adecuada para poder avanzar en ellos.

Las modalidades de ejercicio terapéutico en neurorrehabilitación no son diferentes a las del ejercicio en general: ejercicio aeróbico, de fuerza, de resistencia, de flexibilidad…

La importancia de que sea un fisioterapeuta el que prescriba los ejercicios reside en que sabe cómo adaptar los ejercicios a las características de cada persona. Hay distintos aspectos que debemos tener en cuenta antes de empezar un programa de ejercicios como son: la mecanosensibilidad, los rangos articulares, el tiempo de recuperación necesario…  entre otros. Así, por ejemplo, debemos tener precaución al realizar algunos ejercicios en una persona con mucha mecanosensibilidad (sensibilidad del nervio ante estímulos mecánicos) y podemos esperar que una persona que tiene limitada la movilidad de flexión dorsal de tobillo tenga dificultades al realizar una sentadilla profunda.

Como fisioterapeutas podemos ver qué tipo de ejercicio es el que más puede beneficiar a cada persona en cada momento, desde el punto de vista de la salud. Por ejemplo, una persona con una limitación importante de los rangos de movilidad, probablemente tenga que hacer un trabajo previo de flexibilidad, para poder ejecutar mejor ejercicios de fuerza o aeróbicos posteriormente.

Aún así,  siempre debemos tener en cuenta las preferencias y gustos de cada persona a la hora de realizar ejercicio y no ser nosotros quienes les pongamos límites a nuestros pacientes, sino ayudarles a que puedan alcanzar sus metas.

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