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REHABILITACIÓN NEUROLÓGICA, ¿QUÉ ES?

Hace unos días recibí una llamada en la que me preguntaron qué es la rehabilitación neurológica. La persona quería que le explicara en qué consistía y qué hacíamos exactamente. Algo que para mí es tan cotidiano, me resultó muy difícil explicar en términos generales, ya que cada tratamiento es único e individual porque así son cada una de las personas a las que atendemos.

Intentaré en estas líneas dar una explicación global de qué es la rehabilitación neurológica.

La neurorrehabilitación o rehabilitación neurológica tiene como objetivo conseguir el máximo nivel funcional en personas que han sufrido un daño neurológico.

Entendemos por daño neurológico una lesión en su sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) que puede ser de origen congénito (durante la gestación o nacimiento) o adquirido (traumatismos, accidentes cerebrovasculares, tumores, infecciones…).

Dependiendo de la zona del cerebro y/o médula espinal en la que se produzca el daño, va a dar lugar a distintos tipos de alteraciones que pueden afectar a diferentes funciones corporales como la movilidad, la respiración, el habla y la deglución, las funciones cognitivas o genito-urinarias entre otras.

Desde la rehabilitación neurológica se realiza una valoración de qué áreas son las afectadas en cada persona y en cuáles es necesaria una intervención. Es bastante frecuente que no se afecte una única área, por lo que es necesario el trabajo en equipo de distintos profesionales: fisioterapeutas, logopedas, psicólogos, terapeutas ocupacionales… Así como es importante la coordinación con los médicos de referencia (neurólogos, neumólogos, urólogos…)

Lo que se hace desde las diferentes disciplinas es dar a la persona los estímulos adecuados para ayudar a su sistema nervioso a buscar nuevas conexiones neuronales y con ello se pueden recuperar algunas de las funciones dañadas. Esto es posible gracias a la neuroplasticidad, que es la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurase y adaptarse a nuevas situaciones. En los mecanismos de neuroplasticidad influyen múltiples factores: las características del daño, el inicio, intensidad y duración de la terapia, la motivación e implicación de la persona y su entorno más cercano… por ello cada caso es único y diferente y, en fases iniciales es muy difícil hacer una estimación de cuánto va a recuperar la persona.

Llegados a este punto me remito, una vez más, a las palabras que escribió Bettina Paeth en su libro de Experiencias con el Concepto Bobath: “Es preciso comenzar el tratamiento como si de una competición olímpica se tratara, en la que paciente y terapeuta formando equipo, toman conjuntamente la salida para ganar la medalla de oro. Ambos saben que tal vez tendrán que contentarse con una medalla de plata, de bronce o unos puestos más atrás, pero salen con la idea de ir a por el oro”. No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación, aunque añadiría también a la familia en este equipo necesario para alcanzar el máximo puesto en el podio.


Fisioterapia Ordes ictus agudo

Ictus agudo: manejo y posicionamiento

Un ictus se produce como consecuencia de la alteración del flujo sanguíneo cerebral, bien sea por isquemia o por una hemorragia. De forma genérica, podemos decir que da lugar a la afectación de un hemicuerpo (el contrario al hemisferio cerebral dañado). Es importante resaltar que un ictus puede tener muchas más implicaciones que las motoras, como alteraciones en la sensibilidad, en las funciones cognitivas, en la comunicación o la alimentación, por ello es importante un abordaje interdisciplicar.

La importancia del tratamiento postural y un manejo adecuado desde los primeros momentos después de sufrir un ictus, viene dada porque va a condicionar la recuperación posterior. Además de aportar los estímulos sensoriales adecuados, esto nos permite evitar alteraciones musculo-esqueléticas o dolor en fases posteriores. Debemos intentar que la persona perciba su cuerpo, en la medida de lo posible, como un todo. Para ello es importante buscar alineación postural y simetría en las diferentes posiciones. Esto se puede conseguir colocando almohadas, cojines, toallas… que nos van a permitir posicionar los diferentes segmentos corporales.

No solo es importante el posicionamiento, sino también los contactos que damos, esto es, el manejo. En líneas generales, debemos evitar tirar sin control de la parte distal de las extremidades afectas (mano y pie). Para ello tenemos que dar siempre estabilidad a nivel proximal (cinturas escapular y pélvica), aunque guiemos también desde la mano (es quien inicia el movimiento del brazo) o desde el pie.

Por supuesto, cada caso es diferente, y por ello es importante que sea vuestro profesional de la salud quien os instruya sobre como movilizar adecuadamente a vuestro familiar.

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