Mientras que el dolor nociceptivo se inicia como una respuesta protectora del cuerpo a una lesión o enfermedad, el dolor neuropático se produce debido a una disfunción del sistema nervioso. Puede ser causado por diversas condiciones, como lesiones en los nervios, herpes zóster, lesiones en la médula espinal, accidentes cerebrovasculares u otras afectaciones neurológicas. A diferencia del dolor agudo, el dolor neuropático puede persistir durante semanas, meses e incluso años.
Los síntomas del dolor neuropático varían de una persona a otra, pero algunos de los más comunes incluyen:
- Sensaciones de quemazón, hormigueo o pinchazos.
- Dolor punzante o lancinante.
- Sensibilidad extrema al tacto o cambios de temperatura.
- Entumecimiento o debilidad en las extremidades.
- Dolor que empeora durante la noche.
- Dolor que se dispara o se extiende a otras áreas del cuerpo.
El tratamiento del dolor neuropático puede ser complejo y requiere un enfoque interdisciplinario que incluye la fisioterapia.
Los fisioterapeutas a través de movilizaciones estandarizadas, podemos realizar pruebas que ponen en estrés diferentes estructuras y de esta forma saber si existe alguna disfunción, como puede ser un exceso de tensión neural. Si se detecta un exceso de tensión, existen movilizaciones pueden ayudar a que los nervios se puedan deslizar mejor y de esta forma no sufran tanto cada vez que realizamos un movimiento que los pone en tensión. Un programa de ejercicio terapéutico adaptado a las necesidades de cada persona, también puede ayudar y prevenir o romper el habitual circulo vicioso de dolor, inmovilidad y discapacidad.
A veces puede ser difícil lidiar con el dolor neuropático, especialmente si existe una lesión permanente en el sistema nervioso, como puede ser una lesión medular. En estos casos es importante una buena educación sobre el dolor; saber que estímulos son los que empeoran tu dolor y cuáles son los que lo mejoran puede ayudar mucho. De forma genérica, el dolor neuropático no se lleva bien con cambios bruscos de temperatura o posturas mantenidas que causan demasiado estrés al sistema nervioso.
Vivir con dolor neuropático no es fácil, pero buscar apoyo, aprender sobre tu condición y adoptar estrategias de autocuidado pueden marcar una gran diferencia en tu calidad de vida. Recuerda que cada persona es única y puede requerir un enfoque personalizado para manejar su dolor .
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