¿Por qué no todos los ictus son iguales?
Es habitual que cuando una persona ha tenido un ictus se compare con otras personas conocidas que han pasado por lo mismo. Sin embargo, esto no es recomendable, ya que existen múltiples factores que condicionan que cada persona experimente el ictus de forma diferente:
- Diferentes causas: Los ictus pueden clasificarse en dos categorías principales: isquémicos y hemorrágicos. Los isquémicos son causados por la obstrucción de un vaso sanguíneo en el cerebro, mientras que los hemorrágicos ocurren cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra en el cerebro.
- Variedad de síntomas: Los síntomas de un ictus pueden variar ampliamente en función de las áreas del cerebro afectadas. De este modo, pueden aparecer alteraciones motoras, sensitivas, relacionadas con el equilibrio… También pueden darse alteraciones cognitivas, dificultades en la comunicación y/o deglución, problemas de visión… De aquí la importancia del trabajo en equipo de diferentes profesionales: fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogos, neuropsicólogos, ópticos…
- Grados de gravedad: Los ictus no solo difieren en sus causas y síntomas, sino también en su gravedad. Algunas personas pueden sufrir un ictus transitorio, conocido como accidente isquémico transitorio (AIT), que es una señal de advertencia de un mayor riesgo de un ictus completo. Estos episodios suelen ser temporales y no causan daño cerebral duradero.
- Situación previa de la persona afectada: la condición física previa de una persona puede tener un impacto significativo en su recuperación posterior. Las personas que han tenido una vida más activa física y mentalmente parten de una situación de ventaja.
- Rehabilitación: Realizar un tratamiento específico, centrado en la mejora de los síntomas que presenta la persona es crucial a la hora de alcanzar mayores éxitos en la recuperación.
- Motivación hacia la recuperación: La recuperación después de un ictus puede ser un proceso largo. De poco sirve el trabajo que realiza el profesional de la salud, si la persona no se implica de forma activa en la terapia. La motivación ayuda a la persona a mantener la constancia y el compromiso a lo largo del tiempo.
- Apoyo e implicación del entorno más cercano: el apoyo emocional y manejo que aportan las personas más allegadas puede contribuir de manera significativa al bienestar de la persona afectada. Además, trabajar en conjunto con los profesionales de la salud ayudará al progreso de la rehabilitación.
En resumen, los ictus no son una entidad homogénea y por ello no tiene sentido hacer comparaciones entre distintas personas que han tenido un ictus. Cada caso es único, y la rápida identificación de los problemas principales y aplicación del tratamiento adecuado son fundamentales para la recuperación.
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La imagen anteriormente utilizada ha sido obtenida del siguiente sitio web enlace.
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