Entrenamiento de Fuerza en Neurorrehabilitación Potencia tu Recuperación Neurológica

Entrenamiento de Fuerza en Neurorrehabilitación

Potencia tu Recuperación Neurológica

Dentro de las intervenciones que se realizan desde la fisioterapia neurológica, el entrenamiento de fuerza es una herramienta poderosa para potenciar la recuperación y mejorar la calidad de vida de las personas con patologías neurológicas. En este artículo, exploraremos cómo el entrenamiento de fuerza puede desempeñar un papel crucial en la neurorrehabilitación. Descubre cómo este enfoque puede ayudarte a alcanzar nuevos niveles de funcionalidad y bienestar en tu proceso de recuperación.

Todos hemos experimentado la sensación de debilidad cuando empezamos a recuperarnos de una gripe que nos hace estar un par de días en la cama. Aún estando íntegro nuestro sistema neuromusculoesquelético, sentimos debilidad en nuestro cuerpo.  Pensemos en cómo sería multiplicar esto por semanas tumbados en una cama y con algún tipo de lesión neurológica, que en mayor o menor medida, restringe nuestra movilidad. Después de sufrir una lesión neurológica, la inmovilidad condiciona una disminución drástica en la actividad muscular. Consecutivamente se produce una pérdida de fuerza muscular, que es uno de los factores que más discapacidad produce en personas con patologías neurológicas.

El entrenamiento de la fuerza muscular tiene numerosos beneficios sobre la salud en la población general, que no difieren en personas con patologías neurológicas. Entre ellos destacan: incremento de la densidad mineral ósea (menor riesgo de fracturas), mejora la salud cardiovascular e incrementa el metabolismo basal.

Algunos de los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de realizar un entrenamiento de fuerza dentro de un programa de neurorrehabilitación son los siguientes:

  • Es preferible trabajar movimientos y no músculos aislados.  Nuestro objetivo final es mejorar actividades de la vida diaria y los músculos no trabajan de forma aislada en las tareas cotidianas. Por ello vamos a trabajar patrones primarios de ejercicios de fuerza: empujes, tirones, sentadillas, zancadas… Debemos priorizar los ejercicios que tengan una repercusión importante en los objetivos de cada persona.
  • Variabilidad: trabajar siempre en un mismo plano, puede provocar retracciones en otros y más en personas que tienen limitaciones en determinados rangos de movilidad.
  • Intervalos de recuperación: debemos incluir tiempos de descanso entre las series de ejercicios acordes al tipo de entrenamiento que estamos realizando. Por ejemplo, en un trabajo de fuerza- resistencia, se recomiendan descansos de 1-2 minutos entre series. Descansar no implica siempre estar quietos, ya que se puede aprovechar para realizar un ejercicio hacia el plano contrario del que se está trabajando (principio de variabilidad).
  • Progresión: debemos ir aumentando la carga de forma progresiva. Existen distintos métodos para calcular nuestra carga óptima en función del tipo de fuerza que nos interese trabajar. No podemos trabajar siempre con la misma carga porque llega un momento en que deja de ser un trabajo exigente para nuestro cuerpo (acomodación) y si nos estancamos no vamos a seguir avanzando.
  • Análisis previo de rangos de movimiento: valorar si la persona tiene la suficiente movilidad para realizar el ejercicio o si necesita alguna adaptación. No nos referimos solo a la movilidad articular, sino también a la capacidad de su sistema neural de adaptarse al movimiento (vigilar síntomas neurales).
  • La frecuencia de entrenamiento va a depender de los objetivos y sensaciones individuales de cada persona, aunque se recomiendan un mínimo 3 sesiones semanales para conseguir mejores resultados. De forma general se puede decir que se requieren un mínimo de 2 meses para empezar a apreciar cambios a nivel estructural.
  • Es recomendable combinar el entrenamiento de fuerza con el de movilidad y ejercicio aeróbico.

Como profesional cualificada en fisioterapia neurológica, estoy convencida de los beneficios que este enfoque puede aportar a personas con lesiones o trastornos neurológicos. Siempre es recomendable buscar la orientación de un especialista para desarrollar un programa de entrenamiento de fuerza personalizado y seguro. Probablemente tu fisioterapeuta necesite varias sesiones para conocerte mejor y saber qué tipo de entrenamiento es el que más te puede beneficiar. Una vez que se aprenden a realizar los ejercicios, es posible realizar parte del entrenamiento en tu propio domicilio.

¡Empieza hoy mismo y da un impulso a tu recuperación neurológica con el entrenamiento de fuerza!


nerorrehabilitación

REHABILITACIÓN NEUROLÓGICA, ¿QUÉ ES?

Hace unos días recibí una llamada en la que me preguntaron qué es la rehabilitación neurológica. La persona quería que le explicara en qué consistía y qué hacíamos exactamente. Algo que para mí es tan cotidiano, me resultó muy difícil explicar en términos generales, ya que cada tratamiento es único e individual porque así son cada una de las personas a las que atendemos.

Intentaré en estas líneas dar una explicación global de qué es la rehabilitación neurológica.

La neurorrehabilitación o rehabilitación neurológica tiene como objetivo conseguir el máximo nivel funcional en personas que han sufrido un daño neurológico.

Entendemos por daño neurológico una lesión en su sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) que puede ser de origen congénito (durante la gestación o nacimiento) o adquirido (traumatismos, accidentes cerebrovasculares, tumores, infecciones…).

Dependiendo de la zona del cerebro y/o médula espinal en la que se produzca el daño, va a dar lugar a distintos tipos de alteraciones que pueden afectar a diferentes funciones corporales como la movilidad, la respiración, el habla y la deglución, las funciones cognitivas o genito-urinarias entre otras.

Desde la rehabilitación neurológica se realiza una valoración de qué áreas son las afectadas en cada persona y en cuáles es necesaria una intervención. Es bastante frecuente que no se afecte una única área, por lo que es necesario el trabajo en equipo de distintos profesionales: fisioterapeutas, logopedas, psicólogos, terapeutas ocupacionales… Así como es importante la coordinación con los médicos de referencia (neurólogos, neumólogos, urólogos…)

Lo que se hace desde las diferentes disciplinas es dar a la persona los estímulos adecuados para ayudar a su sistema nervioso a buscar nuevas conexiones neuronales y con ello se pueden recuperar algunas de las funciones dañadas. Esto es posible gracias a la neuroplasticidad, que es la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurase y adaptarse a nuevas situaciones. En los mecanismos de neuroplasticidad influyen múltiples factores: las características del daño, el inicio, intensidad y duración de la terapia, la motivación e implicación de la persona y su entorno más cercano… por ello cada caso es único y diferente y, en fases iniciales es muy difícil hacer una estimación de cuánto va a recuperar la persona.

Llegados a este punto me remito, una vez más, a las palabras que escribió Bettina Paeth en su libro de Experiencias con el Concepto Bobath: “Es preciso comenzar el tratamiento como si de una competición olímpica se tratara, en la que paciente y terapeuta formando equipo, toman conjuntamente la salida para ganar la medalla de oro. Ambos saben que tal vez tendrán que contentarse con una medalla de plata, de bronce o unos puestos más atrás, pero salen con la idea de ir a por el oro”. No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación, aunque añadiría también a la familia en este equipo necesario para alcanzar el máximo puesto en el podio.


Fisioterapia Ordes ictus agudo

Ictus agudo: manejo y posicionamiento

Un ictus se produce como consecuencia de la alteración del flujo sanguíneo cerebral, bien sea por isquemia o por una hemorragia. De forma genérica, podemos decir que da lugar a la afectación de un hemicuerpo (el contrario al hemisferio cerebral dañado). Es importante resaltar que un ictus puede tener muchas más implicaciones que las motoras, como alteraciones en la sensibilidad, en las funciones cognitivas, en la comunicación o la alimentación, por ello es importante un abordaje interdisciplicar.

La importancia del tratamiento postural y un manejo adecuado desde los primeros momentos después de sufrir un ictus, viene dada porque va a condicionar la recuperación posterior. Además de aportar los estímulos sensoriales adecuados, esto nos permite evitar alteraciones musculo-esqueléticas o dolor en fases posteriores. Debemos intentar que la persona perciba su cuerpo, en la medida de lo posible, como un todo. Para ello es importante buscar alineación postural y simetría en las diferentes posiciones. Esto se puede conseguir colocando almohadas, cojines, toallas… que nos van a permitir posicionar los diferentes segmentos corporales.

No solo es importante el posicionamiento, sino también los contactos que damos, esto es, el manejo. En líneas generales, debemos evitar tirar sin control de la parte distal de las extremidades afectas (mano y pie). Para ello tenemos que dar siempre estabilidad a nivel proximal (cinturas escapular y pélvica), aunque guiemos también desde la mano (es quien inicia el movimiento del brazo) o desde el pie.

Por supuesto, cada caso es diferente, y por ello es importante que sea vuestro profesional de la salud quien os instruya sobre como movilizar adecuadamente a vuestro familiar.

Fisioterapia ictus agudo

Fisioterapia neurológica ¿Qué es?

La fisioterapia está dirigida a toda la gama posible de disfunciones corporales. Esto abarca alteraciones que pueden afectar al sistema musculo- esquelético, pero también a sus elementos vasculares, linfáticos y neurales relacionados.

Cuando estudiamos el grado en Fisioterapia en la universidad aprendemos sobre múltiples patologías, porque lo que se pretende es que salgamos con un conocimiento muy amplio de las distintas posibilidades que ofrece la fisioterapia. Lo habitual cuando un fisioterapeuta termina la carrera es que tenga una visión muy global de muchas áreas, pero que haya profundizado poco en cada una de ellas. Por este motivo, igual que en otras disciplinas, dentro de la fisioterapia también existen especializaciones, que nos permiten tener un conocimiento más profundo de una rama concreta.

Para especializarse existen múltiples opciones formativas que se realizan posteriormente al grado, algunas vinculadas a la universidad, como los estudios de Máster, y otras son cursos que han ido creando grupos de fisioterapeutas de todo el mundo para hacer llegar a más compañeros lo mejor de sus conocimientos y práctica clínica.

¿Por qué acudir a una clínica especializada y no a una clínica de fisioterapia general? Si en ambos sitios nos atiende un fisioterapeuta ¿Cuál es la diferencia? Bajo mi punto de vista, es muy difícil que un fisioterapeuta se especialice realmente en muchos ámbitos, porque esto supondría un esfuerzo tanto en tiempo como en dinero muy difícil de asumir para cualquier persona. Además, el conocimiento en fisioterapia no solo se obtiene realizando formaciones, sino que en gran medida se consigue mediante el trabajo diario. Si realmente queremos especializarnos en un campo tenemos que ver muchas personas con esas patologías. No estoy diciendo que una persona con una patología neurológica no pueda ser atendido correctamente por cualquier fisioterapeuta, porque también tiene mucho que ver el interés e implicación que el profesional ponga en solucionar su caso.

En mi opinión, la diferencia está en que el fisioterapeuta experto en neurorrehabilitación, probablemente cuente con atajos para solucionar antes su problema, porque ya habrá visto previamente otros casos similares y tiene los recursos necesarios para poder hacerlo.


Ejercicio terapéutico en neurorrehabilitación

Entre las intervenciones que se realizan desde fisioterapia se encuentra el ejercicio terapéutico, que se llama así porque está dirigido a personas con algún problema de salud. El fisioterapeuta, como profesional sanitario y experto en el movimiento corporal, cuenta con los conocimientos necesarios para prescribir ejercicio en cada caso en particular.

Son bien conocidos los beneficios del ejercicio físico para mantener y mejorar la salud. Esto no cambia en una persona con patología neurológica, pues todos necesitamos movernos, lo único que debemos hacer es saber adaptar el ejercicio a las capacidades de la persona y realizar una progresión adecuada para poder avanzar en ellos.

Las modalidades de ejercicio terapéutico en neurorrehabilitación no son diferentes a las del ejercicio en general: ejercicio aeróbico, de fuerza, de resistencia, de flexibilidad…

La importancia de que sea un fisioterapeuta el que prescriba los ejercicios reside en que sabe cómo adaptar los ejercicios a las características de cada persona. Hay distintos aspectos que debemos tener en cuenta antes de empezar un programa de ejercicios como son: la mecanosensibilidad, los rangos articulares, el tiempo de recuperación necesario...  entre otros. Así, por ejemplo, debemos tener precaución al realizar algunos ejercicios en una persona con mucha mecanosensibilidad (sensibilidad del nervio ante estímulos mecánicos) y podemos esperar que una persona que tiene limitada la movilidad de flexión dorsal de tobillo tenga dificultades al realizar una sentadilla profunda.

Como fisioterapeutas podemos ver qué tipo de ejercicio es el que más puede beneficiar a cada persona en cada momento, desde el punto de vista de la salud. Por ejemplo, una persona con una limitación importante de los rangos de movilidad, probablemente tenga que hacer un trabajo previo de flexibilidad, para poder ejecutar mejor ejercicios de fuerza o aeróbicos posteriormente.

Aún así,  siempre debemos tener en cuenta las preferencias y gustos de cada persona a la hora de realizar ejercicio y no ser nosotros quienes les pongamos límites a nuestros pacientes, sino ayudarles a que puedan alcanzar sus metas.

Si te interesa el tema no te pierdas nuestros post sobre entrenamiento de fuerza y entrenamiento aeróbico en neurorrahabilitación.


Fisioterapia respiratoria

Fisioterapia respiratoria en neurorrehabilitación

La fisioterapia respiratoria es una rama de la fisioterapia en la que se valoran, tratan y previenen las disfunciones del aparato respiratorio.

En muchas de las patologías neurológicas, al igual que se afecta la función de los músculos de las extremidades, también se produce una alteración de la musculatura respiratoria. Esto sumado a la falta de movilidad hace que la caja torácica sea cada vez más rígida, lo cual aún dificulta más la activación de los músculos, pues no tienen espacio suficiente para generar toda su fuerza. Como resultado la respiración se hace más superficial y los volúmenes y capacidades pulmonares se reducen. Si la persona realiza una actividad que requiera más aporte de oxígeno, puede tener sensación de falta de aire (disnea). A medio- largo plazo, si esta situación se mantiene, da lugar a una mayor facilidad para tener otras complicaciones respiratorias, como infecciones.

A veces, la persona puede tener dificultades para manejar adecuadamente sus secreciones, en estos casos la fisioterapia puede ayudar mediante técnicas que crean variaciones del flujo aéreo y facilitan la expulsión de las secreciones. Sin embargo, siempre que se pueda, nuestra primera intención es actuar desde la prevención, valorando la función de la musculatura respiratoria y diseñando un plan de intervención precoz, para evitar así que la situación se agrave. Esto es posible porque la musculatura respiratoria, al igual que los otros músculos, se puede entrenar y podemos conseguir que gane fuerza.

Existe evidencia científica que apoya el entrenamiento de los músculos respiratorios en personas con enfermedad de Párkinson, lesión medular, adultos y niños con enfermedades neuromusculares y personas que han sufrido un accidente cerebrovascular.

Si conseguimos que la musculatura respiratoria trabaje mejor, la persona dispondrá de un mayor aporte de oxígeno para realizar sus actividades diarias, lo cual le permitirá un mejor desempeño con una menor fatiga.