Fisioterapia en dolor neuropático

Comprendiendo el dolor neuropático

Mientras que el dolor nociceptivo se inicia como una respuesta protectora del cuerpo a una lesión o enfermedad, el dolor neuropático se produce debido a una disfunción del sistema nervioso. Puede ser causado por diversas condiciones, como lesiones en los nervios, herpes zóster, lesiones en la médula espinal, accidentes cerebrovasculares u otras afectaciones neurológicas. A diferencia del dolor agudo, el dolor neuropático puede persistir durante semanas, meses e incluso años.

Los síntomas del dolor neuropático varían de una persona a otra, pero algunos de los más comunes incluyen:

  1. Sensaciones de quemazón, hormigueo o pinchazos.
  2. Dolor punzante o lancinante.
  3. Sensibilidad extrema al tacto o cambios de temperatura.
  4. Entumecimiento o debilidad en las extremidades.
  5. Dolor que empeora durante la noche.
  6. Dolor que se dispara o se extiende a otras áreas del cuerpo.

El tratamiento del dolor neuropático puede ser complejo y requiere un enfoque interdisciplinario que incluye la fisioterapia.

Los fisioterapeutas a través de movilizaciones estandarizadas, podemos realizar pruebas que ponen en estrés diferentes estructuras y de esta forma saber si existe alguna disfunción, como puede ser un exceso de tensión neural. Si se detecta un exceso de tensión, existen movilizaciones pueden ayudar a que los nervios se puedan deslizar mejor y de esta forma no sufran tanto cada vez que realizamos un movimiento que los pone en tensión. Un programa de ejercicio terapéutico adaptado a las necesidades de cada persona, también puede ayudar y prevenir o romper el habitual circulo vicioso de dolor, inmovilidad y discapacidad.

A veces puede ser difícil lidiar con el dolor neuropático, especialmente si existe una lesión permanente en el sistema nervioso, como puede ser una lesión medular. En estos casos es importante una buena educación sobre el dolor; saber que estímulos son los que empeoran tu dolor y cuáles son los que lo mejoran puede ayudar mucho. De forma genérica, el dolor neuropático no se lleva bien con cambios bruscos de temperatura o posturas mantenidas que causan demasiado estrés al sistema nervioso.

Vivir con dolor neuropático no es fácil, pero buscar apoyo, aprender sobre tu condición y adoptar estrategias de autocuidado pueden marcar una gran diferencia en tu calidad de vida. Recuerda que cada persona es única y puede requerir un enfoque personalizado para manejar su dolor .


Entrenamiento de Fuerza en Neurorrehabilitación Potencia tu Recuperación Neurológica

Entrenamiento de Fuerza en Neurorrehabilitación

Potencia tu Recuperación Neurológica

Dentro de las intervenciones que se realizan desde la fisioterapia neurológica, el entrenamiento de fuerza es una herramienta poderosa para potenciar la recuperación y mejorar la calidad de vida de las personas con patologías neurológicas. En este artículo, exploraremos cómo el entrenamiento de fuerza puede desempeñar un papel crucial en la neurorrehabilitación. Descubre cómo este enfoque puede ayudarte a alcanzar nuevos niveles de funcionalidad y bienestar en tu proceso de recuperación.

Todos hemos experimentado la sensación de debilidad cuando empezamos a recuperarnos de una gripe que nos hace estar un par de días en la cama. Aún estando íntegro nuestro sistema neuromusculoesquelético, sentimos debilidad en nuestro cuerpo.  Pensemos en cómo sería multiplicar esto por semanas tumbados en una cama y con algún tipo de lesión neurológica, que en mayor o menor medida, restringe nuestra movilidad. Después de sufrir una lesión neurológica, la inmovilidad condiciona una disminución drástica en la actividad muscular. Consecutivamente se produce una pérdida de fuerza muscular, que es uno de los factores que más discapacidad produce en personas con patologías neurológicas.

El entrenamiento de la fuerza muscular tiene numerosos beneficios sobre la salud en la población general, que no difieren en personas con patologías neurológicas. Entre ellos destacan: incremento de la densidad mineral ósea (menor riesgo de fracturas), mejora la salud cardiovascular e incrementa el metabolismo basal.

Algunos de los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de realizar un entrenamiento de fuerza dentro de un programa de neurorrehabilitación son los siguientes:

  • Es preferible trabajar movimientos y no músculos aislados.  Nuestro objetivo final es mejorar actividades de la vida diaria y los músculos no trabajan de forma aislada en las tareas cotidianas. Por ello vamos a trabajar patrones primarios de ejercicios de fuerza: empujes, tirones, sentadillas, zancadas… Debemos priorizar los ejercicios que tengan una repercusión importante en los objetivos de cada persona.
  • Variabilidad: trabajar siempre en un mismo plano, puede provocar retracciones en otros y más en personas que tienen limitaciones en determinados rangos de movilidad.
  • Intervalos de recuperación: debemos incluir tiempos de descanso entre las series de ejercicios acordes al tipo de entrenamiento que estamos realizando. Por ejemplo, en un trabajo de fuerza- resistencia, se recomiendan descansos de 1-2 minutos entre series. Descansar no implica siempre estar quietos, ya que se puede aprovechar para realizar un ejercicio hacia el plano contrario del que se está trabajando (principio de variabilidad).
  • Progresión: debemos ir aumentando la carga de forma progresiva. Existen distintos métodos para calcular nuestra carga óptima en función del tipo de fuerza que nos interese trabajar. No podemos trabajar siempre con la misma carga porque llega un momento en que deja de ser un trabajo exigente para nuestro cuerpo (acomodación) y si nos estancamos no vamos a seguir avanzando.
  • Análisis previo de rangos de movimiento: valorar si la persona tiene la suficiente movilidad para realizar el ejercicio o si necesita alguna adaptación. No nos referimos solo a la movilidad articular, sino también a la capacidad de su sistema neural de adaptarse al movimiento (vigilar síntomas neurales).
  • La frecuencia de entrenamiento va a depender de los objetivos y sensaciones individuales de cada persona, aunque se recomiendan un mínimo 3 sesiones semanales para conseguir mejores resultados. De forma general se puede decir que se requieren un mínimo de 2 meses para empezar a apreciar cambios a nivel estructural.
  • Es recomendable combinar el entrenamiento de fuerza con el de movilidad y ejercicio aeróbico.

Como profesional cualificada en fisioterapia neurológica, estoy convencida de los beneficios que este enfoque puede aportar a personas con lesiones o trastornos neurológicos. Siempre es recomendable buscar la orientación de un especialista para desarrollar un programa de entrenamiento de fuerza personalizado y seguro. Probablemente tu fisioterapeuta necesite varias sesiones para conocerte mejor y saber qué tipo de entrenamiento es el que más te puede beneficiar. Una vez que se aprenden a realizar los ejercicios, es posible realizar parte del entrenamiento en tu propio domicilio.

¡Empieza hoy mismo y da un impulso a tu recuperación neurológica con el entrenamiento de fuerza!